EL SÍNDROME
Sufrí el síndrome de Stendhal en mis propias carnes y creí que lloraba por dentro. Sólo al notar la sal de mis lágrimas en mis labios me di cuenta de que mis ojos habían derramado todo lo que con palabras era imposible de explicar.
Entonces, conscientemente decidí no parar de hacerlo, a pesar de que miles de ojos me miraran, a pesar de que me encontraba lejos.
Si mis lágrimas habían aflorado, era porque tenían motivos para ello.
3 comentarios:
Benditos motivos, benditas lágrimas. Es para darte la enhorabuena por "sentir" esa experiencia.
Te la doy entonces.
Volví tres veces al cuadro, y tres veces lloré, me sentí como la protagonista de "cosas que nunca te dije", nunca me imaginé que me pudiera ocurrir a mi, pero allí estaba, sóla, tomando mis propias decisiones, aventurándome por la ciudad, sintiéndome flotar,... y pasó. Demasiadas sensaciones en mi y mucha belleza a mi alrededor.
Pensar que todo tiene un porqué y que casi llegué a descubrirlo.
Benditos lirios.
Abrazos.
vaya, vaya...
...si es que cuando lo bonito abruma...
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